Decían que había que adelgazar los
estados. Se callaban que era para engordar los mercados.
No tengo nada contra los mercados. Han
sido históricamente un factor de comunicación, de intercambio
cultural entre pueblos diversos, de avance, de progreso científico y
económico.
Este tipo de mercado hoy no va más
allá de las ferias mensuales de pueblo. Ahora el mercado es global y
no lleva consigo los valores positivos mencionados, como no sea el
beneficio (no confundir con progreso económico).
Los estados padecen de anorexia
provocada y legislan (de cuyo pecado no disculpo a las
socialdemocracias) siguiendo las directrices de los mercados (de la
Banca): eliminan controles internos y externos, facilitan o fuerzan
fusiones y bendicen la libre circulación de capital.
Estos días he recibido varios correos
de lectores y amigos comentando una entrada en Arousa a Debatehttp://arousadebate.blogspot.pt/2012/04/as-preferentes.html,
que, en parte, traduzco y pego a continuación:
“Los Banco
eran mayoritariamente nacionales y se ceñían al territorio. Había
sobre ellos un control estatal. La globalización facilitó a los
bancos más poderosos de las principales potencias económicas la
posibilidad de lanzarse a la conquista del mundo. Fusiones,
anexiones, “OPAS” y otras formas de absorción hicieron posible
que menos de cincuenta bancos administren más de la mitad del dinero
del mundo.
Estos bancos tienen más
poder del que tienen los propios estados que los acogen.
A través de sus
lobbies presionaron a los gobiernos para que estos los liberaran de
controles molestos, que frenaban su expansión. Libres de trabas
comenzaron una política conocida con el nombre de ingeniería
financiera, sacando productos al mercado capaces de producir milagros
haciendo crecer la riqueza al margen de la productividad en los
sectores de la economía tradicional.
Consiguieron transmitir
a la sociedad la idea de que la única manera de hacerse rico era la
especulación financiera. El trabajo físico o intelectual era para
personas de cortas miras o ancladas en el pasado.
Llegados a este punto
los Bancos se convierten en el verdadero poder que domina el mundo.
Vivimos en democracias tuteladas por los banqueros. Crecieron tanto y
nos tienen cogidos por donde más duele, que no hay manera de
vencerlos.
Espero que como en el
caso de los dinosaurios sea su tamaño su peor enemigo.”
Algunos
de estos comentaristas me acusaron de exagerado, de alarmista o de
pesimista.
Particularmente
creo que estoy siendo realista y como Sócrates en lugar de
argumentar voy a preguntar para que se responda cada lector.
-¿Porqué se rescatan
los bancos con dinero público en lugar de nacionalizarlos?
-¿Porqué el BCE
presta a la Banca privada al 1% para que ellos compren deuda pública,
que habremos de pagar los ciudadanos a un interés mucho más alto
(más del 5%, en España)?
-¿Porqué se permiten
los paraísos fiscales?
-¿Porque se permite
que los grandes bancos tengan sus agencias en estos paraísos?
-¿Porqué no se
legisla prohibiendo a la Banca negociar con los bancos contaminados
establecidos en paraísos fiscales, estrangulando la circulación de
dinero negro hasta ahogarlos?
¿Porqué no se toman
estas medidas que redundarían en beneficio de la hacienda de los
estados y de la limpieza del mercado de capitales?
Esta
respuesta la guardo para mí.
-Sencillamente,
nada pueden los políticos, dentro del actual sistema, contra estas
vacas sagradas. Se le han ido de las manos.
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