sábado, 26 de noviembre de 2016

FIDEL

FIDEL.
Han surgido tantos comentarios y tantas citas en los medios que parece una pretensión excesiva decir algo sobre este personaje que no se haya repetido hasta la saciedad.
No quiero pararme ni en las alabanzas ni en las críticas e insultos desmedidos.
Fidel Castro para unos fue un dictador, para otros el comandante; pero en lo que todos están de acuerdo es en que era un Revolucionario.

Un Revolucionario que luchó contra un poder despótico, una dictadura corrupta, vendida a la mafia del juego y la prostitución americana.
Su lucha fue por el pueblo.
Su ejército emanaba del pueblo.
Ninguna potencia extranjera le apoyaba.
Su fe, su carisma, su liderazgo y su empatía con el oprimido pueblo cubano derribaron al dictador Batista.

Este hecho tuvo una repercusión universal.
Los americanos cuando vieron peligrar sus intereses en la isla comenzaron una cruzada de acoso y derribo contra la joven Cuba Revolucionaria.
En este punto empieza la radicalización de Fidel.
Pero su mensaje ya se había hecho universal.
Fidel Castro era para los jóvenes universitarios de todo el mundo en los años sesenta y setenta el personaje político (sin olvidarnos de El Ché) más relevante.
Su ejemplo movilizó guerrillas en toda América latina.
Muchos hechos históricos acaecidos en los últimos cincuenta años fueron alentados “anímicamente” por el ejemplo de la Revolución Cubana.

He vivido en Cuba en casas de amigos cubanos del régimen y críticos. Conozco a cubanos expatriados.
Puedo entender sus amores y sus odios.

Pero lo que no puedo entender es que algunos indecentes comparen a este PERSONAJE HISTÓRICO (con sus luces y sus sombras) con otro personajillo que llegó al poder luchando contra una democracia republicana, y contra todo un pueblo, con el apoyo de Hitler y Mussolini.
No!



domingo, 2 de octubre de 2016

LAS OTRAS CLAVES DEL GOLPE.


Se nos ha querido vender el golpe de la baronía del PSOE contra su Secretario General, como un asunto interno de ambiciones personales centrado en la persona de la Presidenta de la Junta de Andalucía y también como una lucha ideológica entre la socialdemocracia liberal (progresista en lo social y liberal en lo económico) y la socialdemocracia “social”, más comprometida con las necesidades populares y con los valores del Socialismo. Todo esto envuelto en un siniestro papel de muchos periódicos (medios) que nos mostraban el negro panorama de este país sin gobierno, por culpa del Secretario General del PSOE.

En este punto es bueno hacer hincapié en el empeño de algunos barones en señalar a Pedro Sánchez.
Cuando su deber, como buenos militantes, debería consistir en ayudar en la busca de apoyos para conseguir un gobierno alternativo, ajeno a la corrupción y a los recortes sociales. Sin embargo su actitud ha sido la contraria.
¿Por que razón todas las constelaciones “baroniles” se alinean para ayudar en la formación de un nuevo gobierno del PP ?
Cuando menos resulta sospechoso. En este grupo de ex altos cargos hay gente comprometida (tal vez vendida) con la oligarquía financiera; pero no todos. También hay gente que ha sabido mantenerse en una postura ética.
Todo esto parece desarrollarse dentro de un ámbito muy local, sin transcendencia más allá de nuestras fronteras.
Pero esto no es así. La verdadera razón, o cuando menos la de más peso, está ligada al mantenimiento del sistema establecido dentro de la Unión Europea.
Para entender esta reacción astral de tantas baronías hay que mirar necesariamente a la UE. Desde su fundación como Comunidad Europea del Carbón y del Acero, dos ideologías políticas se turnaron en el gobierno, le socialdemocracia al estilo alemán y el liberalismo conservado (DC) también al estilo alemán, si bien en cada país han cambiado las siglas el fondo ideológico es el mismo.
Este sistema que se enriquecía con representaciones minoritarias (verdes, extrema izquierda y extrema derecha, nacionalistas, regionalistas,etc.), que daban brillo a la calidad de la democracia europea, era perfecto para mantener indefinidamente el stablisment.

El problema surge con la crisis. Surgen nuevos partidos radicales a derecha e izquierda que amenazan con desestabilizar el status quo. Para conservar el poder los dos partidos rivales acaban formando coaliciones, que perjudican especialmente a la socialdemocracia, por apoyar políticas impopulares que afectan especialmente a su electorado, como los recortes en derechos sociales. En determinados sectores de la sociedad se llega a la conclusión de que los dos partidos son uno mismo, generando escepticismo y desafección en la ciudadanía y un caldo de cultivo excelente para las propuestas radicales que se manifiestan con el auge de los partidos populistas.

Ante esta situación que amenaza seriamente el orden establecido desde la UE se han movido todos los resortes para desecharla.
La estrategia es muy sencilla. Movilizar todo el capital político (Presidentes, Ministros,etc.) y los medios de comunicación que controlan (la inmensa mayoría) al servicio de su propaganda, con el fin convencer de que las medidas impopulares tomadas por los gobiernos nos llevan a la creación de riqueza, seguridad y orden y sobretodo generar miedo en la sociedad a los partidos emergentes.

Una solución de gobierno de coalición con los populistas de espaldas al sistema es una traición a la UE. En esta clave debemos entender el golpe perpetrado contra el Secretario General del PSOE.