martes, 4 de marzo de 2014

EL DOBLE TIMO. UN BRINDIS AL SOL


El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (UE) ha decidido que el "céntimo sanitario" recaudado en España no se ajusta al derecho comunitario y abre la puerta para que los contribuyentes reclamen al Estado las cantidades abonadas. España ha recaudado 13.000 millones de euros entre 2002 y 2011 por este concepto.
Es decir:
La Haciénda Pública tendrá que devolvernos 13.000 millones de euros.
¡Estupendo, todos a cobrar!
Pero...
Lo primero que se me ocurrió al escuchar la noticia fué como iban a devolvernos un importe de un producto que la inmensa mayoría compra sin factura.
No hay manera de demostrar tus gastos en carburante. Pero puede que algunos conserven sus tikets.
¡Ah!...
Por si las moscas la Agencia Tributaria se adelantó a prevenirnos que los recibos no sirven, que hay que presentar facturas nominales.
¿Quienes guardaron las facturas?
Todas aquellas empresas que desgraban con la gasolina.
Grandes empresas del transporte o aquellas que tengan una amplia red comercial, agricultores latifundistas, pesca de altura y poco más.
Calcula la Agencia Tributaria que tendrán que devolver unos 4.000 millones de euros. De los cuales  ningún ciudadano normal con nómina o sin ella va a recibir nada.
Pero, hay otro pero...
Como la Hacienda Pública somos todos, alguién tendrá que tapar ese agujero que se produce al devolver los 4.000 millones.
¿Quien los va a pagar?
Conociendo la sensibilidad de este gobierno, estoy convencido, de que serán los mismos que ya pagaron el céntimo sanitario.
Y no nos olvidemos de que también hay que cubrir el deficit que se produce al no recaudar  el céntimo sanitario.
¡Estupendo, todos a cobrar!

(Ya me decía mi padre cuande era niño, sigue así que vas a cobrar)




lunes, 20 de enero de 2014

FIN DE LA CRISIS

"Sres. pasajeros, la Crisis ha aterrizado felizmente en el aeropuerto de la Recuperación.
La Recuperación les da la bienvenida y les desea una feliz estancia en la isla de la Prosperidad.
Les esperamos en un próximo viaje a bordo de nuestra compañía. Gracias"

El Gobierno, la patronal, la banca, las grandes empresas anuncian a bombo y platillo que la crisis ha terminado. Esperemos que tengan mejor ojo para verla marchar que tuvieron para verla llegar.
Los que no tenemos telescopios de alcance sideral para ver lo que ven estos señores, estamos atrapados en la duda .
Tenemos algunos datos:
El paro en términos absolutos sigue creciendo, aunque maquillen los datos, contándonos que el año pasado en el mes de octubre ha crecido el número de parados más que en este último mes. Aplicando esta lógica cuando no queden trabajadores empleados será el mejor dato relativo, pues ya no habrá que registrar más parados.
La deuda pública (un millón de millones de euros) ronda el cien por cien del PIB. En dos años subió más de 20 puntos. Esta deuda la tenemos que pagar los ciudadanos.
La exportación ha crecido ¿O fue un espejismo?. Los recortes laborales nos hacen más competitivos.
Pero estos recortes y el temor ante la creciente desprotección social reducen el consumo interno.
No cabe duda que la economía mejoraría si el consumo interno creciera.
Para reactivar el consumo hay que crear en la ciudadanía confianza en el futuro. Ese futuro que nos garantizaba el fenecido estado del bienestar.
Y esa confianza,( en contra de toda evidencia,) intenta crearla desde los medios en su mayoría afines o acríticos, con declaraciones y actitudes optimistas que narcoticzan  ( les pintan de abril un negro futuro) con el fin de que el ciudadano se arroje en los brazos de oso del consumismo.

Cuesta trabajo creer que con estos mimbres se pueda urdir un cesto consistente.


LOS CIEGOS DE SARAMAGO

Penúltimo párrafo de la novela "Ensayo sobre la ceguera.

Leí “Ensayo sobre la ceguera” en el invierno de 1997. Unos meses antes de que la Ministra de Cultura de Aznar le cambiase el sexo y la profesión al autor. (Dicen las malas lenguas, que Esperanza Aguirre, en la primavera del mismo año manifestó a un programa de TV, que Sara Mago era una excelente bailaora)
Desde entonces repetidamente me vino a la cabeza aquella parábola de los ciegos que viendo no ven.

Ahora se ha convertido en una obsesión:
Despierto desasosegado por las noches, abro los ojos y me veo sumergido en ese mar de leche, que como un alud inundaba el mundo de los ciegos de Saramago.

Me veo en un mundo de ciegos, ciegos dominados por los más ruines sentimientos, por las más bajas pasiones.
Todos refocilándose en el más cruel egoísmo dentro de ese mar de leche, de esa ceguera blanca, de ese mundo de luz cegadora.
Todo vale, yo no te veo, tu no me ves.

Los ciegos ignoraban que había una mujer que veía, que no había sido afectada por la epidemia y que les guiaba.
Quiero soñar que esta mujer se halla en alguna parte, observando a tantos ciegos que andamos por el mundo y me despierto con la esperanza de estar agarrando su mano.


En mi mano... en mi puño apretado solo hay una esquina del cobertor.