lunes, 20 de diciembre de 2010

PAPANATISMO


Al Diccionario, esa plaza pública en la que se reúnen las palabras, llegan voces de muy distintas procedencias. Unas plebeyas que entraron por estrechas e intrincadas callejuelas otras de origen patricio que accedieron por alfombradas avenidas y llevan siglos ocupando los más prestigiosos escaños del foro.
Todas ellas vistiendo a la moda de cada época, so pena de ostracismo.
Desconozco la callejuela por la que entró en esa plaza mayor de la Lengua Castellana la palabra “papanatas”.
Tengo para mí que por el rango que ocupa y por sus maneras poco refinadas, haya entrado por el callejón “del Populacho”. No me la imagino aparecer vestida con toga albina por la gran avenida Latina. Aunque por su nariz pudiera parecer helénica, tampoco me la imagino descendiendo por entre los fustes de columnas corintias que llevan al Ágora. También doy por descartado que hubiese llegado caminando sobre la azulejada calle de los “Arabescos”, envuelta en la melodía de las fuentes que la flanquean.

Fuere como fuere, llegase como llegase, en estos momentos no puede quedarse muda, pues es el vocablo que mejor define estos tiempos. Tendremos que sacarla a pasear con las mejores galas, sentarla en los escaños azules, y vernos en su espejo.
Quizás de esta manera comencemos a desperezarnos del “papanatismo” inducido que nos invade.
Conste que no me refiero únicamente a la onomatopeya fácil que me brinda la cara (en términos pecuniarios) visita del pontífice romano a Santiago de Compostela y Barcelona.
En este caso el papanatismo es inherente únicamente a su club de forofos, que como pudimos ver en Santiago y Barcelona se está quedando en la era histórica de Manolo Escobar.

Sacado de uno de los muchos blogs que circulan y que avalan mi apreciación os dejo esta página del blog  "siemprenmedio"

Sí señores, hoy me he despertado clarita. Paso del Papa, de la Iglesia Católica y de todo lo que le rodea.
Paso de una institución que se nutre de la fe en lo divino de muchas personas, pero que se rige por los mismos criterios que las grandes multinacionales. Paso de una institución que permite, consiente y esconde los abusos a menores.
Paso de una organización que prohíbe el uso del preservativo cuando está más que demostrado que es la lucha más eficaz contra el sida.
Paso de unas personas que quieren impedir que las personas del mismo sexo se quieran sin tapujos ni complejos. ¿Pero no son ellos los que decían que hay que amar al prójimo? ¿En qué quedamos?
Paso de unos individuos que predican justo lo contrario de lo que hacen; que viven como marajás y luego hablan de austeridad y modestia.
Paso de una iglesia que quiere que el sacrificio y la contención sean los motores de nuestras vidas. Pero bueno, ¿por qué no podemos vivir felices, sin complejos, ni falsas ataduras morales y con la única limitación de no hacer, al menos intencionadamente, daño a nadie?
Paso de que me amenacen con el fuego eterno del infierno. ¡Menuda tontería!
Paso de que me impongan un modelo de vida caduco. Así es como quiero vivir yo, sin falsas moralinas impuestas por desconocidos en virtud de una creencia en el más allá que no entiendo ni comparto. Así es como quiero seguir creciendo, respetando a los demás, sobre todo a los que son diferentes a mí; queriendo sin cortapisas y amando sin miedo a sentir placer.
Así quiero vivir, y por eso paso del Papa, de su visita a España, y de toda la Iglesia Católica. Paso, sí, pero la realidad es que no debería pasar de ellos, si no todo lo contrario, debería luchar contra las injusticias que apadrinan. Igual mañana.