martes, 6 de abril de 2010
JUECES VERSUS JUSTICIA O LA LEY DEL EMBUDO
Supongamos que los españoles vivimos en un país democrático que se rige por una Constitución, que los tres poderes del estado velan por su estricto cumplimiento.
Ya sé que es mucho suponer. Pero supongamos.
Supongamos que los tres poderes son independientes:
El Legislativo, legisla.
El Ejecutivo, gobierna.
El Judicial, juzga.
Es demasiado suponer. Pero partamos de este supuesto como premisa para seguir suponiendo.
Supongamos que varios terroristas de ETA son acusados de cargos de asesinato merced a las escuchas decretadas por el Juez Instructor de las conversaciones mantenidas con sus abogados.
Supongamos, que pierden el tiempo recurriendo ante el TSJ del País Vasco.
Supongamos que el TSJ decreta la nulidad de las escuchas.
Supongamos que esos asesinos convictos son absueltos.
Llegados a este punto no hace falta que nos esforcemos un nuevos suspuestos:
Asociaciones de víctimas, partidos políticos, en especial uno que busca los votos debajo de los féretros, medios de comunicación, etc. armarían la gorda.
Hecha esta afirmación volvamos a los supuestos:
Supongamos que varios miembros de una red corrupta y extorsionadora llamada Gürtel son acusados de cargos de cuantiosos sobornos y evasión de impuestos merced a las escuchas decretadas por el Juez Instructor de las conversaciones mantenidas con sus abogados.
Supongamos que no pierden el tiempo recurriendo ante el TSJ de Madrid.
Supongamos que el TSJ decreta la nulidad de las escuchas.
Supongamos que estos corruptos convictos son absueltos.
Llegados a este punto no debiéramos esforzarnos en buscar conclusiones diferentes a las del primer supuesto.
Pero las hay.
Las víctimas (el pueblo) se callan.
El partido político que busca los votos debajo de los cadáveres, aplaude.
Los medios de comunicación (salvo honrosas excepciones), se callan o buscan justificaciones.
¿No dice la Constitución que todos somos iguales ante la Ley?
Pues supongamos que todos somos iguales ante la Ley... del Embudo y preguntémonos hasta que nivel puede llegar el mar de la hipocresía para ahogar la Democracia.
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