Veinticuatro millones de euros son algo
más de cuatro billones de pesetas. Dicho esto nos quedamos en
blanco, noqueados, tan incapaces de dimensionar esas cifras, como el
tamaño del universo. Pero es necesario, -por nuestra propia
dignidad, le dignidad de saber cuanto nos roban impunemente los que
nunca irán a la cárcel por robar,- es necesario hacer el esfuerzo
de cuantificar en hechos tan astronómica cantidad.
Los presupuestos del Estado Español de
1992 ascendían a una cifra aproximada (cuatro billones de pesetas).
Es obvio decir, pero no está por demás recordar, que con esa
cantidad se pagaron los sueldos de todos los funcionarios
(administración, sanidad, educación, seguridad, ejército, etc.)
pensiones y otras prestaciones sociales, obras públicas (entre ellas
el AVE a Sevilla) y dos importantes eventos, los más importantes
celebrados en nuestro país en un mismo año: los Juegos Olímpicos
de Barcelona y la EXPO de Sevilla, por citar el grueso de los gastos.
Salvando las distancias con los
actuales presupuestos y el valor de la moneda hace veinte años, por
mucho que queramos minimizar, llegaremos a la conclusión de que con
ese dinero podríamos dejar sin efecto los recortes, bajar el IVA y
cumplir con los objetivos impuestos por la U.E.
El ministro dice que la prima de riesgo
sube porque los anti-monárquicos pitaron mientras sonaba la Marcha
Real en la final de la copa del Rey. Mayor pitada se merece su cinismo.
Lo que dispara la prima de riesgo es la
inconsistencia de un gobierno que hoy dice todo va bien en Bankia,
mañana se descubre un agujerito de tres mil millones, pasado mañana
un agujero de ocho mil y al siguiente pozo de veinticuatro mil
millones. Esta falta de seguridad es la que inquieta a los mercados.
Desde que tenemos nuevo gobierno los
intereses que debemos pagar por el dinero que nos prestan ha
subido dos puntos. (En estos momentos cerca del siete por ciento.)
Los españoles tenemos, no solo el
derecho, sino la obligación de saber como se produjo semejante
agujero que tendremos que tapar entre todos. No vale culpar al
Director del Banco de España, cuya misión era fiscalizar la
entidad. Tendrá su parte de culpa. Pero siempre menor que la de
aquellos canallas que le engañaron. Los dirigentes del banco y los
políticos que los nombraron son los responsables de la miseria que
se avecina.
El pueblo tiene que saber eso y exigir
que se asuman esas responsabilidades.
¿O se lo cargarán también en el debe
a Zapatero ?
Por desgracia para todos, José Luis,
el refrán “Atrás vendrá quien bueno te hará” , por
desgracia para ti también, es un hecho.
¡Y mira que se lo habías puesto
difícil!.
PS.-Va siendo hora de que nos vayamos
despertando del “chute”. Si no lo hacemos pronto nos vamos a
quedar en calzones.
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