Dolores Ibárruri era La Roja en blanco y negro, cuando todo se veía en esos dos único no colores.
Aunque tenía muchos seguidores no se menifestaban multitudinariamente por las calles de Madrí, por donde Ana Belén, quería verla pasear libremente. Hace más de veinte años que nos dejó la vilipendiada Roja.
Pero aunque, como dice el tango, veinte años no es nada lo cierto es que este país ya dejó de ver las cosas con ese mirar perruno en blanco y negro para discernir todas los matices cromáticos del pantone.
El milagro que supuso ese maravilloso triunfo de la selección española de fútbol ha sido, que los de izquierdas ondeen la bandera monárquica con la misma naturalidad que la derecha defiende la Roja.
¡Ya era hora!
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