Hace unos días regresé de la capital levantina, coincidiendo mi estancia con los momentos más calientes de la refriega, consecuencia de los episodios de corrupción que se atribuyen a los máximos dirigentes de la Generalitat Valenciana.
Por motivos familiares viajo con cierta frecuencia a esta ciudad. Me gusta perderme por el puerto, (El Grao, Malasaña) y por el centro hístórico. En esta ocasión me detuve especialmente en la plaza del mercado en donde se encuentra la Lonja de la Seda.
La monumental Sala de Contrataciones, con sus impresionantes columnas helicoidales y arcos de crucería se comunica con en patio interior por medio de una puerta festoneada por unos bajorrelives gótico flamígeos de exuberante vegetación salpicada de figuras grotescas o escatológicas de las que tomé las fotografías que se se muestran a continuación.
Se me antojó que estas figuras se habían labrado en la piedra hace quinientos años como premonición de lo que está aconteciendo actualmente.
Actualmente ya no se imparte latín en las escuelas, ni siquiera se dice la misa en esta lengua muerta. Es una pena, pues las autoridades de esta comunidad podrían obligar a impartir Educación para la Ciudadanía en latín, para traducírselo a sus gobernantes.