"Sres. pasajeros, la Crisis ha aterrizado felizmente en el aeropuerto de la Recuperación.
La Recuperación les da la bienvenida y les desea una feliz estancia en la isla de la Prosperidad.
Les esperamos en un próximo viaje a bordo de nuestra compañía. Gracias"
El Gobierno, la patronal, la banca, las grandes empresas anuncian a bombo y platillo que la crisis ha terminado. Esperemos que tengan mejor ojo para verla marchar que tuvieron para verla llegar.
Los que no tenemos telescopios de alcance sideral para ver lo que ven estos señores, estamos atrapados en la duda .
Tenemos algunos datos:
El paro en términos absolutos sigue creciendo, aunque maquillen los datos, contándonos que el año pasado en el mes de octubre ha crecido el número de parados más que en este último mes. Aplicando esta lógica cuando no queden trabajadores empleados será el mejor dato relativo, pues ya no habrá que registrar más parados.
La deuda pública (un millón de millones de euros) ronda el cien por cien del PIB. En dos años subió más de 20 puntos. Esta deuda la tenemos que pagar los ciudadanos.
La exportación ha crecido ¿O fue un espejismo?. Los recortes laborales nos hacen más competitivos.
Pero estos recortes y el temor ante la creciente desprotección social reducen el consumo interno.
No cabe duda que la economía mejoraría si el consumo interno creciera.
Para reactivar el consumo hay que crear en la ciudadanía confianza en el futuro. Ese futuro que nos garantizaba el fenecido estado del bienestar.
Y esa confianza,( en contra de toda evidencia,) intenta crearla desde los medios en su mayoría afines o acríticos, con declaraciones y actitudes optimistas que narcoticzan ( les pintan de abril un negro futuro) con el fin de que el ciudadano se arroje en los brazos de oso del consumismo.
Cuesta trabajo creer que con estos mimbres se pueda urdir un cesto consistente.
lunes, 20 de enero de 2014
LOS CIEGOS DE SARAMAGO
Penúltimo párrafo de la novela "Ensayo sobre la ceguera. |
Desde
entonces repetidamente me vino a la cabeza aquella parábola de los
ciegos que viendo no ven.
Ahora
se ha convertido en una obsesión:
Despierto
desasosegado por las noches, abro los ojos y me veo sumergido en ese
mar de leche, que como un alud inundaba el mundo de los
ciegos de Saramago.
Me veo
en un mundo de ciegos, ciegos dominados por los más ruines
sentimientos, por las más bajas pasiones.
Todos
refocilándose en el más cruel egoísmo dentro de ese mar de leche,
de esa ceguera blanca, de ese mundo de luz cegadora.
Todo
vale, yo no te veo, tu no me ves.
Los
ciegos ignoraban que había una mujer que veía, que no había sido
afectada por la epidemia y que les guiaba.
Quiero
soñar que esta mujer se halla en alguna parte, observando a tantos
ciegos que andamos por el mundo y me despierto con la esperanza de
estar agarrando su mano.
En mi
mano... en mi puño apretado solo hay una esquina del cobertor.
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